6 de febrero de 2009

Ni tú ni yo

A Claudia le brillaban los ojos, como le pasa a un niño la mañana de reyes.
Él caminaba hacia ella y eso le resecaba la boca, era fácil imaginar como sería abrazarlo, estaba a unos escasos minutos de ello, en unos pasos podría alargar la mano y hacerse con la de él.
-Quieta.- él se para a un metro como mucho y la mira, como si fuese una desconocida, como si jamás la hubiese tenido delante, ese día no es su mañana de reyes y el brillo en los ojos de Claudia se va a apagando como una hoguera consumiéndose…
-¿Por qué?
-Porque hoy no hay sol ¿No lo has visto? Y sin sol…
Tuerce el gesto se muerde el labio y piensa, ¿Qué más da que no haya sol? Claudia quiere impregnarse de él, aun así no se mueve.
-¿Cómo?- Dice dudosa sin acabar de entender.
-Bajito, para que quede entre nosotros dos, pero hoy no, hoy no me voy a acercar a ti.
Da un paso hacia atrás, parece que las palabras la han empujado y ahora el metro, es metro y medio y ya no lo toca si alarga la mano, casi podría hablar a gritos, aunque es bastante consciente de lo irreal que es todo eso.
-Entonces ¿Cuándo? – Ahora dolida.
-Cuando haga sol.
Claudia le da la espalda, ojos apagados, sin rumbo aparente aunque llegará a casa en media hora, se gira, lo mira.
-Tal vez ya no vuelva a hacer sol.

1 comentario:

Mamba Negra dijo...

mmm el brillo de los ojos
típico del amor...

me he trasladado wapa
http://nocturniaa.blogspot.com/
besotes!