25 de enero de 2014

Musas


Era jodidamente guapa, ni más ni menos, era una musa en medio de un supermercado. Poniendo sus manos sobre los productos que iba a coger, moviéndose por los pasillos de las neveras y los congeladores. Entre frutas, verduras y leches. Aquella chica era una diosa sin ser consciente de ello. 

Tenía una de esas melenas que piden a gritos que metas la mano dentro, una piel que recorrer con la punta de la nariz, y esos labios... Siempre he sido un poco idealista, siempre me ha gustado ver en lo poco el infinito, pero tampoco me pasa con cualquier cosa. Es cierto que camino por la vida esperando encontrar ese tipo de situaciones, situaciones como ella, de las que te llenan la cabeza de pájaros y te pierdes, de las que sabes que seguro que acaban estrellándote, de las que no te sientes merecedor pero que ojalá pudieras merecer. La quieres para ti desde el momento en el que la ves, y sabes que cuando se le caen las llaves del bolsillo y sigue andando dejándolas en el suelo, el destino te está mandando un mensaje "Coge esas putas llaves y dentro de tu vileza y egoísmo se su héroe hoy"

Y eso hice, dejé que pagara la compra con sus llaves en mi bolsillo, dejé que recorriera la calle de arriba abajo buscándolas mientras me fumaba un cigarro en un portal, y cuando se sentó en el bordillo de la acera y dijo "Joder, joder, joder..." supe que era mi momento, que era cuando yo entraba en escena. 

Caminé hacia ella  mientras me sacaba las llaves del bolsillo y tiraba el final del cigarro a la calzada. Me coloqué lo bastante cerca como para poder mirarla bien y saber que sí, que quería follármela en una cama con velas aromáticas y en el váter del peor tugurio, que quería tomar algo de lo que no era merecedor y de alguna forma mancillar cada poro de su piel. 

-Perdona, ¿Son tuyas?- Alcé las llaves, claro que eran suyas.- Creo que se te han caído en el supermercado.