15 de diciembre de 2013

21

Me hago mayor.
 Ahora bebo café, no me mojo el pelo cuando me baño en piscinas y hablo sobre el mal tiempo, que empiece a leer prensa es inminente.


-Felicidades yo.
-Gracias yo.

10 de diciembre de 2013

Lucía y el sexo (Sin amor)

Lucía piensa que lo mejor para el sexo sin compromiso es sentir algo de asco hacia la otra persona, ese asco morboso que te permite follártelo pero nunca enamorarte. Este asco va desde lo físico hasta lo intelectual. Durante algunos años cometió el error de acostarse con gente encantadora pero siempre acababa mal, así que ahora solo lo hace con capullos, con analfabetos, con viciosos, con gente con tics que le ponen nerviosa, con alguno que besa fatal, con otros que no saben pronunciar bien la palabra "esternocleidomastoideo", con tíos con novia... Lo positivo del método es que no les coges cariño y cuando quieres mandarles a la mierda no sientes pena.

Claudia no piensa en el sexo sin compromiso, Claudia lo tiene y siempre acaba enamorada. A Claudia le gusta que la cubran a caricias, que le digan cosas bonitas y se despidan de ella con un beso en los labios. Lucía con "Un gracias por todo" se queda contenta y en cuanto llega a casa se ducha, para que no quede ni rastro de olor del otro, le repugna oler a otro. Claudia se enamora de quien se la tira y Lucía, sin llegar a tocarla, está enamorada de Claudia. Claudia adora cogerle la mano al chico que le gusta y Lucía solo caminaría de la mano de Claudia.

Lucía se siente más sola que nunca. 

Claudia está enamorándose otra vez.


3 de diciembre de 2013

La cosa va de salidos, el otro día leí un texto que me gustó y decidí hacer la versión femenina, ojalá todas las colaboraciones fueran así. Gracias por animar mis días y darme motivos para atreverme a escribir. 

...

          Así que, esa misma mañana, se marchó. Eran las siete. Muy temprano. Había triunfado esa noche, menuda tía y menudo polvo. No tenía pegas.

           La encontré tarde y un poco empapada en chupitos, pero se dejaba y eso me encanta. Comenzó a manchar con sudor su vestido dentro de la discoteca. Salimos fuera para respirar un poco. Era bastante guapa, no una portada de Vogue,pero sexy a su modo y con ojos de leopardo desnutrido.

            Fumamos uno enfrente del otro; luego noté el sabor a cerilla en su lengua.

           Le ofrecí ir a mi casa y no dudó, es más, casi me lleva ella a mí. Nos arrancamos  la ropa en mi sofá. Se rompió el tanga intentando quitárselo, cosa que le dio igual. Me montó sin tiempos muertos. Saboreé su cuello, sus pezones y sus hombros. Abrí sus nalgas y la penetré hasta el fondo.Me pidió que le apretase los muslos y le arañase la espalda, que la cogiese del pelo y jugase con ella. Hice lo que quise con su cuerpo: no paraba de sonreír. Soy un cerdo.

          Justo antes de acabar, decidí que era muy cruel correrse dentro, por lo que lo hice en su cara. Sin permiso.

         Cayó rendida en mi cama. Despertó sobre las siete y se largó. Ni siquiera recuerdo el color de su vestido, solo consigo acordarme de un detalle: los tacones le quedaban grandes. 

Aarón


          Encontré el vestido entre sus pantalones, me enfundé en él, dejé el tanga roto de recuerdo en el suelo de su habitación y a eso de las siete y cuarto ya estaba cogiendo el metro de vuelta a casa. Me gustan los trabajos limpios y las despedidas silenciosas. 

          Dio conmigo cuando yo ya iba borracha y cachonda, la noche aburre, la noche es una mierda cuando te pones selectiva. Él era guapo, olía bien y a mi ya me picaba el vestido de sudarlo con tanto baile.

          Fuera le pedí que me encendiera un cigarro, me lo fumé como una de esas mujeres interesantes de las películas, las que te dicen con sus caladas que les gusta llevarse cosas a los labios, luego le dejé que me comiera la boca. 

         Me ofreció su casa y acepté, en mi casa hace tiempo que ya no dejo entrar a nadie. De haber tenido unas tijeras para cortarle la ropa... y mi tanga, mi puto tanga, un tirón y a la mierda, es mejor ir sin nada que con ese trasto metido en el culo. Lo monté sin tiempos muertos. Para él todas mis ganas de polvos frustrados. Le mordí los labios, los dedos y la cadera. Le pedí que me apretase los muslos, me arañase la espalda y me tirase del pelo. Que entrase hasta el fondo "Más fuerte". Hice lo que quise con mi cuerpo: no paraba de sonreír. Soy una zorra ¿Y qué? 

         Decidió no correrse dentro, lo hizo en mi cara. Sin permiso. Fue un cerdo.

        Papel, agua, jabón... Caí rendida en la cama, el placer de dormir con un desconocido. Me desperté y me largué. Ni siquiera recuerdo su nombre. Y por cierto, he de ponerle una plantilla a estos tacones, me quedan grandes.

Ari