19 de junio de 2008

Nunca había sentido el sabor a sangre de una forma tan basta, normalmente
chupaba sus heridas y notaba el oxido ligeramente, esta vez se estaba
ahogando con ella y tuvo que entreabrir la boca para dejarla salir.

8 de junio de 2008

Claudia miente

-Tu sabes que te quiero… sabes que… simplemente lo sabes, sabes lo que pienso ¿No? Y lo que se me escapa de la boca pero que en realidad no digo.
-¿Y ahora? ¿Qué intentas decirme Claudia?
Se le empañan los ojos al encontrarse con los de él.
-Ahora necesito que lo adivines, necesito que me leas la mente para no tener que decírtelo…
Él aprieta las mandíbulas y Claudia se traga las lágrimas.
-¡No soy adivino! ¿Es que no lo entiendes?
Un escalofrío, otro y otro más, como si alguien la mordiera en el cuello y derrepente los escalofríos son dolor. ¿Y si le pierde? ¿Y si se va para siempre? ¿Y si simplemente nunca viene?
-Verás…
-¿Hay otro?- Él lo dice con rabia, también con resignación, dolor…
Si, hay otro” Piensa ella “Léeme la mente” Suplica “Léeme la mente”
-Si hay otro me apartaré de tu camino, desapareceré. – Habla él ante el silencio de Claudia
No, no te vayas, no te vayas por favor, te necesito aquí conmigo” Se vuelve a tragar las lágrimas.
-No, no es eso, no hay otro.- miente.
-¿Entonces?
Prefiero que tú te quedes… dejaré de sentir lo que siento por ese otro si a cambio consigo que tu permanezcas a mi lado
-Nada, no me pasa nada.- Se endereza.
-Mientes.
-Ya, pero tu no puedes leer mi mente…
Claudia