...ni tienen intención de hacerlo.
El mundo está
lleno de hombres buenos, a veces cuando estoy defraudada con ellos me
cuesta admitirlo, pero es cierto que sería totalmente injusto que los
metiese a todos en un saco por lo que me han hecho unos cuantos. El
mundo está lleno de hombres buenos, de hombres malos, de chicos altos,
de bajos, de rubios, de morenos... pero sobre todo el mundo está lleno
de hombres que no leen y es ahí donde tengo uno de mis principales
conflictos con ellos.
Llevo unos días meditándolo y cada vez
estoy más segura de que ese sería uno de mis principales requisitos para
un hombre, que le gustase leer, no necesito que lea lo mismo que yo,
comprendería que no lo hiciese dado que mis libros suelen ser moñadas
para chicas, no me preocupa lo que lea, pero que lo haga, que dedique un
tiempo de su vida aunque sea a algunas secciones del periódico, a
buscar curiosidades por Internet, o que disfrute saltando de entrada a
entrada en wikipedida.
Todo esto viene porque el viernes salí de fiesta, soy un alma cándida y una pequeña parte de mi aun confiaba en que saliendo a pubs y discotecas puedes tropezar con uno de esos extraños especímenes de hombres que leen (Y en realidad puede que tropieces con él pero irá lo bastante borracho para haber olvidado que le gusta la novela de ciencia ficción.), el caso es que conocí a un chico, era guapo, alto, estaba muy bien físicamente y asocié su pésima capacidad comunicativa a que la música estaba lo bastante alta como para no poder mantener una conversación decente, pasé la noche de arriba para abajo con él, que si ahora bailamos, que si ahora tonteas, que si ahora te crees gracioso y te metes con mi altura, que si ahora me besas y me llenas la cara de babas, el pobre iba de mal en peor, pero seguía confiando en que era el alcohol que llevaría en el cuerpo, la oscuridad del pub y el volumen de los altavoces.
Al acabar la velada se ofreció a llevarme a casa, lo prefería a coger un taxi, así que aventurándome a un posible robo de órganos o violación, me fui caminando hacia el alejado coche del chaval, parecía un buen chico, de verdad que sí y aunque en las tres o cuatro horas que llevaba hablando con él, el único tema decente que había conseguido mantener durante más de diez minutos fue "Los Simpson", no dejaba de repetirme a mi misma que el problema era yo que exigía demasiado, y que debía darle una oportunidad a uno de esos chicos normales que hablan sobre temas normales y que creen que Sweet Dreams de Eurythmics es música de viejos. Entonces llegó el momento, el momento que equilibró la balanza hacia el escepticismo total, ya había ido recibiendo indicios durante la noche, indicios que me había negado a ver, pero aquello, aquello pudo conmigo.
Ahora debéis leer las frases de él con voz de Hombre de Cro-Magnon.
Él: ¿Y a ti qué te gusta hacer?
Yo: Pues me gusta mucho leer (Lo sé, fue un movimiento arriesgado)
Él: ¿Y qué te gusta leer? ¿El Facebook jajajaja?
Yo: No, libros, novelas.
Él: ¿Libros? ¿En plan Crepúsculo? ¿O los que te mandan en clase? Jajaja
Yo: Leo de todo, romántica, fantasía, ciencia ficción...
Él: Pues vaya perdida de tiempo jajajaja.
Mi expresión facial tras esa última frase fue digna de ser grabada y mandada a vídeos vídeos, dejé que me llevara a casa, ya no me esforcé en romper los silencios que se creaban entre nosotros y me limité en pedirle a Dios que no hubiese un control de alcoholemia de camino que me hiciese pasar con aquel tío más tiempo del necesario. Me llevó a casa, me dijo de volver a quedar esta semana, a lo que yo contesté con evasivas, y me llenó la cara de babas como despedida, sin duda se ganó el título de "Anaconda Iletrada"
Supongo que lo más fascinante que saqué de la experiencia fue descubrir que efectivamente los hombres que creen que eres rara por leer existen y que suele ir asociado a cierto retraso y a unas carcajadas de lo más molestas y ofensivas, por lo demás, la próxima vez me quedo en casa y así no tiene que traerme nadie de vuelta.