14 de febrero de 2009

Como yo quiero

Claudia cree que si piensa demasiado en ello las cosas no le saldrán como quiere, así que lleva días sin pasar bajo andamios, escaleras, evitando gatos negros y teniendo mucho cuidado con la sal y los espejos, todo esto para disminuir su mala suerte ya que le es imposible no dejar de darle vueltas al tema, como si un parasito se la comiera desde dentro.

La inquietud le da hambre, así que come más que de normal, al darse cuenta se estresa y no puede evitar toquetearse el pelo de una forma bastante coqueta.

-¿Qué te pasa?
-Nada
-Algo te pasa.

Se mete un chicle en la boca y a la vez se enrosca un tirabuzón, se le encajará la mandíbula si sigue mordiendo así.

-Puede.
-¿El qué?

Respira hondo, cogiendo una larga bocanada de aire frío que irrita su garganta.

-Pienso demasiado.
- Es cierto piensas demasiado.
-Pienso demasiado en quien no debo.
-¿Por qué no debes?
-Porque entonces no saldrán las cosas como yo quiero.

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