31 de octubre de 2011

Tú, toda tú.

Claudia se está maquillando delante del espejo, intenta hacerse la raya del ojo recta pero le tiembla algo el pulso, quiere estar bonita, necesita sentirse guapa porque su mundo se desmorona. A veces se siente maldita, tal vez no nació para que luchasen por ella.
Lucía la mira desde el vano de la puerta.
- ¿Y si no te maquillas?
-Si no me maquillo saldré así.- dice señalándose.- ¿Tú me has visto?
-Te veo cada día, y estás preciosa, tal y como eres ¿Por que tapar una parte de ti con pintura?
-Eso lo dices porque tú siempre estás bonita, mírame, estoy llena de defectos.
-Por eso eres tú por tus defectos y tus virtudes, quien no lo vea es imbécil.
Claudia se detiene y se vuelve hacia Lucía.
-¿Y si me estoy equivocando con mi vida? ¿Y si no hago más que tomar malas decisiones? - Deja la pintura y se apoya contra la pila.- No dejo de tropezarme.
Lucía sonríe y niega con la cabeza, avanza hasta Claudia y la estrecha entre sus brazos.
-¿Recuerdas del día que nos conocimos? Todo surgió por una de tus equivocaciones, y míranos, aquí estamos. No cambiaría ni por todo el sexo del mundo el ver que quieres esconder tus defectos delante del espejo, da igual cuanto los tapes, yo se que están ahí debajo, soy quien los ve cuando vuelves a casa y te desmaquillas, y los amo, por feos que te parezcan o por terribles que sean para el mundo, yo amo tu errores, todos ellos, desde aquel día que te vi llorar por primera vez hasta hoy.