30 de diciembre de 2011

One year

Pensaba empezar a escribir con un "creo" pero estoy cansada de esa palabra, desde hace un tiempo se ha convertido en mi coletilla porque me da miedo afirmar cosas, cosas que luego se pueden ir al traste, voy a echarle ovarios (?) y me voy a mojar con mis ideas. Esto es un resumen emocional de mi año y una declaración de intenciones para el siguiente, esta es una de esas chorradas que se hacen entre el 30 de diciembre y el 2 de enero.

Este ha sido el mejor y el peor año de mi vida, ha estado lleno de dualidades, y de lágrimas, podría haber llenado cubos y cubos de ellas, podríais bañaros en una piscina de ellas y salir sabiendo a saladito. Los primeros 3 meses fueron desastrosos, me decía a mi misma que todo iba bien y que era una chica con suerte, soltaba cosas como: Haga lo que haga las cosas me salen bien, mi relación es salvable, porque aunque vaya mal nos queremos, todo va sobre ruedas, lo he aprobado todo, voy a perder peso, estoy tranquila y las navidades han salido mejor de lo que esperaba...

Pero en Marzo me di cuenta de que no tenía suerte, de que si, era verdad que las cosas que había logrado por mi misma pues las había conseguido, pero mi relación no era salvable, ni nos queríamos tanto como yo quería pensar, y ahí es donde empezaron las dualidades, bueno, habían empezado hacía meses, cuando para él dejé de ser la única, claro, estaba dividido y yo pues hice un poco el tonto creyendo que el problema de que las cosas no marcharan bien era mío, que no quiero echarle la culpa, pero si algo estaba roto él terminó de pisotearlo. Solo te pueden herir con aquello que realmente te importa, se que he aprendido cosas de esto, como que no hay que estirar las cosas hasta que ya no dan más de si, o que no se puede querer a otra persona por encima de ti mismo porque acabas no siendo querido por nadie, me inventé la frase de “Si tu eres lo que más quiero y tu eres lo que más quieres ¿Quien me quiere a mi?”. La primera mitad de año fue horrible, era como estar muerta y excesivamente viva a la vez; el amor, el odio, la rabia, la angustia, la risa histérica, las confusiones, la resurrección... Se me escapaban por todas partes, sudaba desequilibrio. Pero todo tiene su parte buena, o eso me ha hecho aprender a ver el primero y puede que último libro de autoayuda que me he leído, sin duda este ha sido el año en el que más chistes he hecho de mi misma . Esto estoy segura que no es tan bueno como quiero pensar, mi humor se ha vuelto bastante más ácido, suelto calambrazos por donde paso, escupo comentarios hirientes y me río de ello justificándome en que bueno, no lo digo a malas, y no lo hago, pero el caso es que tiro la piedra para que de en la cabeza. Se me ha endurecido el carácter y vivo de frases preparadas, que le digo a todo el mundo, como si contase mi vida a modo de monólogo, “La gente no te puede ofender, eres tu misma quien se ofende” “Lo mejor sería poder vivir la vida en plazos de seis meses” “Mi meta en la vida es ser feliz” “La gente va y viene” “Normal, es que estoy/soy buena, simpática, inteligente, increíble” “Lo he hecho lo mejor que podía” “La vida, la fidelidad, el amor, los amigos... están sobrevalorados” también me he resguardado en mentiras, he contado que estaba bien y que todo iba perfecto, que ya lo tenía superado, que no iba a volver a caer en algo así nunca más, que no quería a quien en realidad quería, que jamás volvería a enamorarme de alguien como él, que yo era santa Ari y que no cometía faltas, que lo mejor era la soltería, la fiesta, salir, la libertad... Si, esto está bien, a mi me gusta, me hace sentir independiente y capaz, me gusta poder decir que he adelgazado todos los pesos de la relación, que ahora bailo, que estoy más relajada, que no me preocupa pasar frío si salgo por la noche, y que me encanta gustarle a los demás, que me digan lo guapa que estoy y lo encantadora que resulto, pero esto no es lo mejor, tampoco es que lo otro lo sea, pero se que esto no es lo mejor, solo es una circunstancia más a la que he llegado por como se ha desarrollado todo.

Para la segunda mitad del año ya fui poniendo en práctica mis nuevos credenciales, renové parte de mi armario, lucí feliz mi look despeinado, recuperé amistades que había dejado abandonadas y conocí a personas nuevas, que a día de hoy se han convertido en cotidianas. Tonteé, ligué, me demostré a mi misma que era una mujer y que como mujer podía resultar apetecible, algo de lo que en enero dudaba bastante. Viví cosas que hasta ahora no me había atrevido, o que había dejado pasar. Me convertí en alguien excesivamente sincero hasta el punto de resultar molesto “Creo que mi problema es que soy demasiado prepotente y mis aires de superioridad molestan”, no estoy segura de querer corregir esto, ahora mismo, y digo ahora porque puede que en el futuro cambie, no lo veo un fallo, no veo un fallo resguardarme de las inseguridades ajenas y de las ganas de destrucción de los demás, del cariño en exceso, de precipitarse en el amor, cuando solo tengo 19 años...

Ya no me encano cuando me río, sigo gritando cuando me enfado, no lloro, casi, casi no lo hago, leo la misma cantidad de novela romántica, ya no me apetece irme de Erasmus, no quiero volver a engordar, no quiero perder a mis amigos, no quiero que me vuelvan a ser infiel, quiero ser profesora, quiero escribir un libro, quiero aprender a maquillar de manera profesional, quiero recuperar mi voz o mejorarla, quiero seguir dibujando, quiero seguir viéndolo y que no se me haga un nudo en el estomago, quiero viajar, a todas partes, llegar tan lejos como mi economía lo permita, quiero ser feliz, de verdad, levantarme y decir: “Joder, soy feliz, hace un día de mierda pero soy feliz.” Volvería a vivir este año, me he sentido arropada, he sentido que no se me quería y a la vez que se me quería más que nunca, ha sido el peor año de mi vida, pero no hubiese hecho nada de lo que he hecho de una manera distinta, y con eso me doy por satisfecha.

Roma, París, Madrid, Londres...

Seguid aguantándome, que os quiero mucho a todos.