1 de agosto de 2009

Sin dejar de soñar

En la parte de atrás de aquel viejo coche blanco, una noche un poco fresca ella se acurrucaba contra el cuerpo cálido de él, que le contaba con frases inconexas como era su vida en ese momento y sin mayor pretensión que la de demostrarle que el mundo era menos feo de lo que él había visto, ella le besó despacio en la barbilla y se acurrucó un poco más, dejándole los labios a un par de milímetros de las comisuras. Y hacía fresco y había poco espacio y las fuerzas gravitacionales parecieron vencer a la poca oposición que ejercían ambos cuerpos y antes de darse cuenta la lengua de uno recorría las filas de dientes del otro y viceversa o lo que comúnmente se conoce como un beso, uno de esos bien dados, de los que puedes olvidar pero que no olvidas, de los que te atrapan haciéndote caer a un pozo sin fondo del que (si fuese decisión tuya) no saldrías. Como uno de esos juegos adictivos que no puedes dejar, pero más húmedo, más suave, más dulce y más calmado, sin estrés. Y ella cedió y supongo que él también, a dejarse querer esa noche como hacia mucho que no eran queridos, y se besaron un par de veces más y se rieron de lo que hacían, antes de volver a besarse.

Sueño de una noche de… primavera y creyó que todo quedaría ahí, que al despertar las cosas seguirían en su lugar (Su mal lugar, su pésimo lugar) y que lo ocurrido no habría sido más que… el sueño de la estación de las flores, cuando por la noche hace fresco pero no frío, cuando una pareja de adolescentes se puede permitir estar en un coche aparcado en medio de una avenida, con suficiente luz para verse y ver al resto pero no para sufrir vergüenzas.
Amigos y cuando me necesites, ya sabes donde estoy.

“Porque esto no ha ocurrido, esta noche yo no te he visto, no te he pedido que vinieses a recogerme porque me moría de ganas de tenerte al lado, y no lo entiendo, no entiendo porque tenía tantas ganas, porque durante todo el día te eché tanto de menos y quería o no, necesitaba, abrazarte un poco e impregnarme de ti, ya sabes, como solo tú haces, tu olor, tu todo, tu piel suave, tus sonrisas pegadizas.”

El reloj fiel al tiempo hizo pasar las horas y comieron helado a las cuatro de la mañana, que es cuando más pica el hambre y se pasearon con el coche de arriba abajo y hablaron y callaron y a ratos se hacía el silencio y solo se oían suspiros. Un pozo, eterno, calido, una caída libre sin suelo con el que chocar o al menos no se veía. Dos ciegos dejándose caer tal vez, no sé, eran felices y se querían lo bastante poco como para ser algo egoístas pero se importaban lo suficiente como para poder vivir aquello, en ese momento y compartir la vainilla antes de que se desprendiera del palo.

El amanecer hacía eclipse con las lentes oscuras de las gafas de sol que él necesito ponerse para poder llevarla a casa. En el camino de vuelta comenzaron a despertar, a ser conscientes de lo que había sido esa noche, de que cuando bajara del asiento del copiloto sería el momento de olvidar, borrón y cuenta nueva. “Si quieres un día vamos a tomar algo” “Nada de penas, lo hemos pasado bien”

Pero ella al darle la última vuelta a la cerradura de casa, cerrar la puerta y tumbarse en la cama para recordar el último beso (Que le había sabido a poco) se dio cuenta deque se le cerraban los ojos y que el sueño no había hecho más que empezar.
Un día soñando en un sueño soñe, que estaba soñando contigo...
Te quiero Colosérrimo

19 de mayo de 2009

De fresa

Lucia saca la tarrina de helado y se la ofrece a Claudia, es fresa, su favorito, pero la chica hace una mueca al verlo y recordar los momentos calientes enfriados con el hielo. Mañanas dulces que se volieron amargas...
Sin embargo Lucia no puede evitar pensar, en aquella vez que embadurnó al novio de Claudia con el helado que le había sobrado a ella, y sonrie, como si pudiese tener algo de gracia. Como si tirarse al novio de su amiga fuese un chiste.

Aveces, con lo frías que son ambas olvidan el daño que se hicieron la una a la otra.

28 de abril de 2009

Masoquismo

Probablemente, lo que ocurre, es que se me atragantan las ganas de quererte y no pasan, así que no me dejas respirar y me ahogo. Es como si te tuviese sobre el pecho todo el día, pesas y a ratos no me siento capaz de cargarte, pero si me paro se que me esposarás a los primeros barrotes que veas, y no soy la que puede estar atada, necesito correr. Cortarse una mano para ser libre, será más doloroso que continuar andando, así que te sigo cargando, a ratos callada, a ratos quejándome y cuando parece que estás dormido, te dejo al borde de camino y acelero el paso, pero al darte la espalda me siento culpable, saco mi maquillaje de espejo y miro atrás. Te desperezas poco a poco y abres los ojos. Otros te recogen, necesito tenerte cerca… Así que me maquillo las ganas de huir, los miedos, las penas y vuelvo a atrás, para que me vuelvas a pesar en el pecho, ha quitarme las ganas de quererte y de respirar.



20 de marzo de 2009

Inspecciona su cuerpo


-¿Estás sola?
-Si
-Yo también, vente a mi casa.

Como un puñetazo en la boca del estomago, de estos que te cortan la respiración y te ponen los pelos de punta. Las piernas tiemblan y no sabes si vas a ser capaz de volver a respirar tranquila algún día.Se mira, inspecciona su cuerpo, son las 2; hay un vaso de leche esperándola en la nevera y su pijama sobre la cama. Se mira, inspecciona su cuerpo ¡Joder! Son y 10.

-Pero es tarde.
-Hay metros toda la noche.

Dan ganas de gritar de rabia, rabia profunda, de la que nace en las puntas de los pies y crece como un tornado hasta colocarse entre los labios. ¿No proclama su locura a los cuatro vientos? Esto se pone difícil, cree estar zumbada ¿Pero tanto? En realidad ya no se debate la peculiaridad de la mente, ni la cordura, si no si vale o no vale. Y vale o ella decide que vale. Se mira, inspecciona su cuerpo, son y 20.

-Ok, tardaré un rato.

Follar siempre le ha parecido una palabra burda, animal, sucia, por eso usa otras expresiones, “Tener sexo” “Acostarse”… Pero esa noche, si ha decidido calzarse y salir de casa a y 30, es porque quiere follar o que la follen, aun le queda media hora de camino andando y otra media en metro para pensar que es lo que está buscando.Es extraño que los seres efímeros amen las cosas efímeras, tal vez es por culpa de la identificación, tal vez es porque lo eterno solo dura unos segundos… Sabe que si durase mucho más le enervaría los nervios el sentirse atrapada.

Las calles están llenas, es lo que tiene una ciudad en fiestas. Se siente como un fantasma andando entre lo real y lo irreal. Sigue si saber que busca al entrar en la estación. Se mira, inspecciona su cuerpo, son las 3 menos 5, parece que hayan hecho el horario para ella, pasa el metro y lo observa, lo observa con puro despecho “¡¿No ves que así no puedo pensar?!” Tal vez si los golpes en la boca del estomago fuesen más fuertes, habría podido caer desmayada, pero no hay nadie con el puño cerrado y en el vagón más solitario se sienta, vista al cristal oscuro, prefiriendo evitar cruzar miradas con borrachos, enfermos y violadores. Está segura ahora si, que lo que quiere es un buen trago que relaje sus nervios, pero como no chupe la mancha de vodka que hay en el tapizado del asiento de al lado no tiene más que aguantar.

Transbordo.

Si, definitivamente los horarios los han hecho a su gusto. Los trenes parecen alcahuetas y ella una prostituta que a las 3 y 4 acude hacia su cita, como el servicio de taxis, él llama y la que esté más cerca lo recoge. “¿Quien me recogerá a mi después?” Aun que sea imposible con cada parada que avanza se siente más sucia y nerviosa. “Debería haber lamido esa mancha”

7 paradas
6 paradas
3 paradas

“¿Me he dormido o han desaparecido paradas?”

Se mira, inspecciona su cuerpo y se siente horrible, pero no sabe si es culpa de que de verdad esta hecha un asco o es que su mente no quiere tolerar lo que va a pasar.

2 paradas
“Aun puedo coger el metro de vuelta”
“Cobarde”

1 parada.

Ya lo he dicho: amamos lo efímero. Ella quiso que el tiempo se detuviese entre túneles, pero no pudo hacerlo, así que masticó aquellos minutos sacándoles todo el jugo, como a un chicle.

Es inevitable ser coqueta aun que se te vaya a salir el estomago por la boca, por eso en el primer cristal que se puede reflejar, se adecenta el pelo y aun que no ha llorado (todavía) se seca los ojos. Él debe estar arriba, esperando.La espera no es eterna, porque si algo nunca llega, acabas por dejar de esperarlo.

-Has tardado.
-Te he dicho hace un rato que tardaría.


10 minutos más de pensar, si los silencios mataran, la muerte les habría degollado a ambos; pero sus cabezas, o al menos la de ella, es como una batidora modo turbo.El patio parece “mare” y ambos suspiran.

-Vamos por las escaleras.

Él pasa delante, la situación es insostenible, no, ciertamente si ella ha hecho una hora de viaje no es para hacer batido de sus pensamientos delante de él. Sigue sin saber lo que busca, pero a lo mejor no es buscar si no encontrar, se hace a la idea de que ha chupado el tapizado y mientras él abre la puerta, desde atrás, ella le pone la mano en el muslo, sobre el vaquero.

Como pasar de off a on.La puerta se abre y antes de darse cuenta se encuentra contra la pared de una habitación que no ha visto nunca, ni tampoco ahora. Tiembla durante 4 segundos, le encanta cuando un tío le pone la pierna entre sus piernas y hace presión, le encanta sentir la pared fría contra su espalda y esa necesidad naciente de quitarse “YA” toda la ropa.

“¿Me quitas la ropa y me follas o te quito la ropa y te follo?”

Se mira, inspecciona su cuerpo y descubre que arde.

Desnudar a alguien es algo que puede durar mucho o nada, desnudarte a ti mismo puede llevarte toda la vida o puede resumirse en una frase.

“Botones obedientes, el ritmo lento de una cremallera, caricias que no piden permiso” Su mente recita.

“Un susurro al oído, un beso en el cuello, mi piel se pone en guardia, un dedo repasa mis labios, mi lengua investiga”

La ropa desaparece.

Oscuridad, luz blanca, no, mejor en rojo.

-Se estará calentito aquí.

“¿Calentito? Me quemo”

Los espejos situados en puntos estratégicos. Tal vez uno en el techo acabaría de dar el morbo a todo esto. ¿No sería excitante directamente hacerlo en la casa de los espejos? La casa de ella está llena de ellos, lo invitará un día. Su madre es algo narcisista.

Gime.

Él toma el control, el sexo es como tocar un instrumento, si lo haces bien, la melodía puede sonar muy dulce. Sus dedos acarician y la boca de ella se abre dejando escapar siseos.

Le encanta cuando la sujetan con fuerza para que no pueda escaparse y así fingir que se resiste, se suelta de un brazo y sonríe satisfecha.La mano rodea el miembro de él, se lame los labios “¿Cómo podía haberse planteado quedarse en casa?” La muerde en el hombro, se retuerce.

-Quiero más.- le susurra en el oído y siente como crece un poco más contra su palma.

“¿Quiero follarte o que me folles?”

El final es igual, aprieta los dientes, pero lo recibe con una sonrisa, tira el cuello hacia atrás y en cuanto puede volver a reaccionar su mirada se desvía a uno de esos reflejos que dan una visión erótica, aun que nunca he sabido donde está la línea de separación entre erotismo y pornografía.Es piel contra piel, sexo en estado puro y a pesar de que parezca que tiene una mente pervertida, le encantaría estar grabando eso para poder verlo una vez detrás de otra, las noches que él decida no invitarla a su casa.
Entonces… “Si es él quien decide cuando y donde, es él quien me está follando” Aprieta más fuerte la pierna que le rodea y su cara se vuelve el de una fiera, había olvidado que ella es un jodido taxi.

No podría describir un orgasmo masculino, no podría describir uno femenino con exactitud. Se está calentito. Se mira, inspecciona su cuerpo, el de él a través del espejo de la pared, se deleita con el vaivén de las caderas y decide que “¡Dios! Esto debe repetirse” justo en ese momento la embestida despierta algo, parece que se vuelve una carrera por llegar a la cima, y le da igual quien folla y quien es follado, acelera el ritmo de subida.

Grita

Una explosión de partículas diminutas, un hormiguero entero recorriéndole el cuerpo, pequeñas contracciones, que lo aprisionan, lo retienen. Un deleite para los oídos, para el cuerpo, pechos tensos, inspira y expira, y el corazón no se relaja.

Y cuanto más breve y efímero, más disfrutamos.

Odio volver a la realidad y que me den el puñetazo en el estomago.

-¿Estás sola?
-Si.
-Yo también, vente a mi casa.
-Pero es tarde.
-Hay metros toda la noche.
-Buff, está lejísimos y estoy cansada, paso.

15 de febrero de 2009

Desesperada por esperarte.

Lleva 3 horas ante el trasto, mirando la pantalla y no hace nada, divaga de una página a otra y espera, pero no como esperaría una persona cuerda, si no con una angustia en la boca del estomago que no sabe si es de inquietud o parte de los efectos de alcohol que entró en su cuerpo de más la noche pasada.

Tiene lagunas pero en este momento es lo que menos le importa.

Chasquea la lengua. Huele raro, huele a alguien que no es ella pero está segura de que le huele el pelo y eso le pone nerviosa, sin embargo no es capaz de levantarse y buscar alguna distracción.

-Me muero por hablarte.

-¿Disculpa?- Retumba su voz en la cabeza y hasta parece real.

-Me muero por hablarte, literalmente.

Se le instala un pesado dolor de cabeza tras los ojos.

Claudia seguirá esperando, Claudia espera, bebé zumo, se queja de su migraña y arruga la nariz cada vez que inspira. No lleva calcetines y se le enfrían los pies, tiene hambre, pero a la vez no.

No morirá, solo estará dos horas más ante el trasto.

14 de febrero de 2009

Como yo quiero

Claudia cree que si piensa demasiado en ello las cosas no le saldrán como quiere, así que lleva días sin pasar bajo andamios, escaleras, evitando gatos negros y teniendo mucho cuidado con la sal y los espejos, todo esto para disminuir su mala suerte ya que le es imposible no dejar de darle vueltas al tema, como si un parasito se la comiera desde dentro.

La inquietud le da hambre, así que come más que de normal, al darse cuenta se estresa y no puede evitar toquetearse el pelo de una forma bastante coqueta.

-¿Qué te pasa?
-Nada
-Algo te pasa.

Se mete un chicle en la boca y a la vez se enrosca un tirabuzón, se le encajará la mandíbula si sigue mordiendo así.

-Puede.
-¿El qué?

Respira hondo, cogiendo una larga bocanada de aire frío que irrita su garganta.

-Pienso demasiado.
- Es cierto piensas demasiado.
-Pienso demasiado en quien no debo.
-¿Por qué no debes?
-Porque entonces no saldrán las cosas como yo quiero.

11 de febrero de 2009

Un martes cualquiera

Con vaqueros ambos y camisetas de manga corta miran la televisión cada uno a un lado del sofá, echan un programa de confesiones, una mujer llora al ver a su hermana perdida y Claudia bufa aburrida, porque lo está, lleva dos horas sin abrir la boca. De vez en cuando mira a Carlos, pero él no la mira o lo hace pero cuando ella tiene los ojos pegados a la televisión, el caso es que en una de esas veces se cruzan sus pupilas y los dos se quedan lo bastante serios como para convertir aquello en una situación peculiar.

-¿Quieres saber lo que verdaderamente me apetece?- Pregunta él no del todo seguro de que Claudia esté interesada.

Ella se pone de pie y le da la espalda a Carlos perdiéndose por el pasillo, directa hacia el cuarto.

Las cortinas están abiertas y los vecinos podrían verla mientras se quita los vaqueros y la camiseta, hasta quedarse en ropa interior. Las bragas son de diferente color que el sujetador. Ya no tiene ese tono tostado veraniego pero apostaría porque aun se le puede ver algo de marca.
Abre las sabanas y se mete dentro, están limpias, huelen a detergente .Espera.

Carlos entra después de un rato, ha estado rumiando en el salón si es cierto que ella puede haberle leído la mente o no. Claudia lo ha hecho, así que se saca la camiseta por la cabeza y los pantalones por los pies, quedando en bóxers negros, él si tiene todavía este tono tostado.
Se mete bajo las sabanas y la abraza, con fuerza, estrechándola contra él, buscando el mayor contacto con la piel, haciendo suyo el calor de Claudia.

Ella inspira, acompasa su respiración con la de Carlos, suspira.

-Hacia mucho que no hacíamos esto.

-Lo echaba de menos.

-Te echaba de menos.

Pasan el resto de la tarde así y cuando se hace de noche y Claudia se ha quedado dormida, Carlos se va, tardará en volver, esa tarde se a empachado de ella y ambos lo saben

6 de febrero de 2009

Ni tú ni yo

A Claudia le brillaban los ojos, como le pasa a un niño la mañana de reyes.
Él caminaba hacia ella y eso le resecaba la boca, era fácil imaginar como sería abrazarlo, estaba a unos escasos minutos de ello, en unos pasos podría alargar la mano y hacerse con la de él.
-Quieta.- él se para a un metro como mucho y la mira, como si fuese una desconocida, como si jamás la hubiese tenido delante, ese día no es su mañana de reyes y el brillo en los ojos de Claudia se va a apagando como una hoguera consumiéndose…
-¿Por qué?
-Porque hoy no hay sol ¿No lo has visto? Y sin sol…
Tuerce el gesto se muerde el labio y piensa, ¿Qué más da que no haya sol? Claudia quiere impregnarse de él, aun así no se mueve.
-¿Cómo?- Dice dudosa sin acabar de entender.
-Bajito, para que quede entre nosotros dos, pero hoy no, hoy no me voy a acercar a ti.
Da un paso hacia atrás, parece que las palabras la han empujado y ahora el metro, es metro y medio y ya no lo toca si alarga la mano, casi podría hablar a gritos, aunque es bastante consciente de lo irreal que es todo eso.
-Entonces ¿Cuándo? – Ahora dolida.
-Cuando haga sol.
Claudia le da la espalda, ojos apagados, sin rumbo aparente aunque llegará a casa en media hora, se gira, lo mira.
-Tal vez ya no vuelva a hacer sol.

30 de enero de 2009

Supongo que llegara un momento en el que resignarse se vuelva una tarea fácil, sobre todo cuando llevas tanto tiempo persiguiendo a un imposible y has empezado a confundir que es el odio y que es el amor. Ni contigo ni sin ti, lo peor de todo esto es que el imposible con un “sin ti” ya es feliz. Lo más triste es que yo me resigno al “sin ti” porque nunca será contigo.

A veces creo que hago el estúpido, más que de costumbre, me dejo embaucar como una madre consentidora y caigo en la misma trampa de siempre, “tenerte atada” porque al final el imposible es lo que desea, ser poseedor de todo aquello que está a su alcance y como una muñeca usada, esto ya no vale, tal ya no me sirve…

Estoy cansada de ser un cero a la izquierda, un juguete. Pero no hay nada que hacerle ¿No? Así empezó el juego, y así continua y no acabará porque cuando creo que he llegado a la última pantalla, algo nuevo pasa que desbarata mis planes de evaporación, desaparecer de este vaso en el que me tienes encerrada y viajar por el aire lejos de ti.

Me agotas y ya no se como esquivarte.

16 de enero de 2009

Corregir

Al final ser un año más mayor no fue tan mal, tampoco fue como hubiese deseado que fuera, pero esperar más de lo que se puede tener es un absurdo humano inevitable.

Claudia empezó el año con buen pie y se cortó el pelo como había pensando, porque para borrar malos momentos lo más fácil era eliminar la imagen con la que los había pasado y solo hizo falta pedir cita y dejarse hacer usando la excusa de “Quería un cambio pero no sabía el que” Los humanos no sabemos que es lo que necesitamos porque no tenemos del todo claro que es lo que queremos y aun que Claudia corriera hacia donde pensaba que su corazón le pedía al llegar se daba cuenta que solo había malgastado aire y que en realidad ese no era el lugar, pero poco a poco las cosas tienen que ir solucionándose para ir dejando paso a problemas mayores.

Un día Claudia le preguntó a su padre si era difícil ser mayor y él, un hombre poco común , le contestó que era no era difícil pero que suponía un montón de responsabilidades, estoy segura de que Claudia en ese momento no entendió la palabra “responsabilidad” y ciertamente ahora no la entiende del todo pero parece que la va entendiendo y deberías estar de acuerdo conmigo de que es una de las putadas más grandes que te hace la vida y a la vez de las más satisfactorias, como una vez me dijo una persona: A la gente nos gusta que nos hagan sufrir. Y es así, toparse con complicaciones o con cosas que nos hacen llorar hacen este camino, que tristemente tiene fin, mucho más entretenido, porque las historias de amor trágica que nosotros vivimos al contárselas al resto suenan románticas, porque lo que lo que molan escuchar son los problemas y no las alegría, porque de las alegrías no se opina, se aceptan y punto.

Pavese dijo algo así:
“Ayuda a una persona y verás como dentro de un tiempo cuando esté feliz, lo maldecirás por esa sonrisa”

Pues esto es algo así y que ahora Claudia este bastante apática con el mundo, solo demuestra su poca apatía, es decir que las cosas malas no duran para siempre y cuando no pasan buscamos el modo de que pasen y esa situación que vive no es más que la búsqueda de la persona a la que le toque las narices que Claudia pase mucho del mundo.

Bueno, admitiendo que este no es el típico texto de “Claudia” y bastante menos confuso que el anterior, que si, como dijeron era poco clasificable… Desearos Feliz año nuevo con retraso y haber si vuelvo a escribir con la misma frecuencia que antes.

Besos






PD: Hoy iba de citas.
PD2: Menos mal que la mujer no tenía carnet de conducir y no llegó a coger el coche XD