3 de febrero de 2014

Verdades como puños.

Ahora que el cajón vacío vuelve a estar lleno, que  entiendo en mi día a día eso de "donde habita el olvido". Que mis sábanas han dejado de estar frías para ser calentadas, y que nada, nada, nada huele a ti. Ahora te digo, que puedes quedarte con esos días en los que yo no merecía un rato, con los "te quiero" por costumbre, con la vulgaridad de nuestro amor, con todos esos tirayafloja. Con mis besos, con todos ellos, del primero al último, porque ambos te los di yo. Con mis "buenos días amor", con mis "buenas noches, cielo". Con todos los "para siempre" que ahora se han vuelto jamases. Con mis sonrisas, quédatelas, ya me inventaré unas nuevas. Con los regalos, con los orgasmos, con los susurros y los chistes malos. Con mi ignorancia y mi voz de niña. Con los planes de futuro que ahora podrás tener con otra. Con los celos, los míos y los tuyos. Con mi incertidumbre y tu (falsa) seguridad. Con el perro que no íbamos a tener y la casa que no me ibas a comprar. Con todas esas películas sangrientas que yo hubiese visto por tu insistencia y todos esos libros que te recomendé que nunca leerías. Con los segundos, minutos, horas y días que te he dedicado. Para ti,  ya no quiero nada de eso, ni las fotos que nos hicimos ni las que nos podríamos haber hecho. 


Pero sobre todo quédate con mi ilusión, porque la ilusión fue lo que me llevó hasta a ti y a ella tampoco la quiero.