13 de septiembre de 2013

De vuelta a la realidad.

No quería hacer esta entrada, llevo todo el verano desaparecida y al volver no quería escribir sobre esto, pero la verdad es que es sobre lo único que tengo ganas de escribir. 
Estos ultimos meses han sido de lo más intensos, me encantaría poder extenderme con el viaje a Malta o con el Campus Potter, y puede que si me anime esas sean las siguientes entradas (Pero lo dudo porque soy una vaga). No me puse a escribir a la vuelta del viaje a Canarias porque todo había sido tan perfecto que no tenía ningunas ganas de compartirlo, tenía ganas de gritarle al mundo que era feliz y por lo general para mi, mantener el silencio en este blog es demostrar lo contenta y feliz que estoy (Triste pero cierto). Mi semana allí fue una maravilla, pude pegar mi hombro al que es ahora mi novio y me sentí como en un cuento de hadas. 


Después de casi dos meses de separación, esta vez fue él quien se vino a tierras Valencianas durante tres semanas. Nunca había convivido con alguien tanto tiempo seguido, he tenido una relación larga, pero cada uno estaba en su casa, no 24/7 juntos. La experiencia ha sido como poco curiosa, soy una de esas personas que realmente necesitan su espacio y que se saturan cuando comparten más tiempo de la cuenta con alguien. He tenido mis momentos de agobio y en forma de rebote le han llegado a él, sin embargo por lo general ha sido muy agradable. Podía despertarme todas las mañanas y verle a mi lado al abrir los ojos, y aunque le odiaba un poco por robarme la sábana y no estarse quieto en toda la noche... Lo que sentía al saber que estaba junto a mi, no lo cambiaría por nada (Puede que por un viaje al mundo mágico de Harry Potter dudase.)

Ahora todo se está volviendo difícil, la vuelta de él a casa no es algo que lleve especialmente bien. Para mi los años empiezan en Septiembre, así es como yo organizo mi vida. En Septiembre inicias las clases, te metes en proyectos nuevos y decides la dirección que llevará tu vida en lo que queda de año. Por mi parte he decidido abarcar probablemente más de lo que luego podré cumplir, y lo he hecho para no tener tiempo, realmente me aterra la idea de tener tiempo y sentirme tal y como me siento ahora, vacía, sola y con una meta que está a tan larga distancia en espacio/tiempo que me entran hasta mareos. 

Cuando empiezas una relación a distancia sabes que no va a ser fácil, pero solo lo sabes de forma teórica porque a la práctica, al menos yo, no tenía ni idea, no he llevado relaciones así. Estoy acostumbrada a poder llamar a mi pareja y media hora después estar tomando algo con él, o en las taquillas del cine comprando unas entradas. Ahora no solo no puedo verlo cuando quiera, tampoco puedo mantener contacto con él siempre que quiera y es más duro de lo que pensaba. Sí, soy una persona que necesita su espacio, pero de igual forma necesito compañía y de quien quiero un abrazo no puedo recibirlo.

 Total que cada vez que me pongo a pensar mucho en ello me echo a llorar de pena y desesperación, porque aunque busque soluciones, todas requieren tiempo y paciencia y eso me hace desesperarme más y sentir más pena, vamos que todo se convierte en un circulo vicioso de malestar al que no le encuentro salida. Intento aferrarme a la idea de que todo mejorará, de que con esfuerzo todo se consigue y que al final valdrá la pena, que estaremos unidos y seremos grandes, que nada va a poder con nosotros. Ni el tiempo, ni los 2.500 kilómetros, ni las cuentas corrientes vacías... Pero cuesta lidiar con la idea de que por ahora solo tengo una promesa de encuentro para de aquí tres meses, videollamadas y una camiseta que ocupa un cajón entero porque me asusta la idea de llenar el hueco que él ha dejado.